Seamos claros. No soy lo que buscas. Nunca lo he sido. Y nunca lo seré. Te valdría si necesitaras una tipa al lado que tropieza ochocientas mil veces con la misma piedra, y justo cuando acaba de levantarse del subsuelo vuelve a tropezar. Esa soy yo. Alguien que comete errores. Alguien que se equivoca todo el tiempo. Saco a la gente de mi vida sin quererlo. Se van. Se van porque soy una estúpida y no sé mantenerme con la boca callada. No les gusto. No le gusto a casi nadie. A lo mejor es porque hablo demasiado o porque no aguanto tres minutos seguidos con el culo pegado a la silla. No lo sé. De verdad que no tengo ni idea. Pero sé que no soy lo que buscas. No soy lo que estás buscando. Lo siento aquí, aquí dentro. No me digas como lo sé, pero lo sé. Además, que no. Que lo nuestro sería imposible. Traigo mala suerte. Tengo un nosequé rondándome todo el rato que hace que cualquiera que se acerque a mí acabe arañado. Así que aléjate de mí, por favor. No me permitiría reventarte la vida a ti también. Venga anda, márchate.
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