La gente muere, el cuerpo se vence y termina por rendirse, agotado. Pero aún cuando esa gente ya no es fisicamente visible, sigue viviendo en la memoria de aquellos que la recordarán por siempre, de aquellos a los que han servido para generar un bien interno, una alegría, una sonrisa, una lagrima. La gente muere pero no se va, no desaparece.
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