martes, 26 de octubre de 2010
No sé como decirle que realmente no quiero que me acompañe al aeropuerto. No es que no quiera verlo, pero creo que es la peor de las torturas. El que me quede una hora para tomar el vuelo y saber que estoy enfrente de él por última vez (o al menos, por última evz hasta mucho tiempo). Supongo que terminaré cayándome y fingiendo que sí quiero que venga, retendré las lágrimas en el aeropuerto (seguramente sin éxito) y haré como si no fuera una despedida defenitiva. Te quiero. Aun no me puedo imaginar lo que va a ser darte un último beso, un último abrazo, girar la espalda y no volver a verte más
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