Seguidores

jueves, 11 de noviembre de 2010

Soy esa lágrima que recorre tu mejilla cada vez que escuchas esa canción.
Soy esa sonrisa que se ve en tu cara cada vez que pronuncian esa palabra.
Soy los recuerdos que siempre vuelven a ti.
Soy la vida que no pudiste tener.
Soy esa mirada cómplice que compartías sólo con esa persona.
Soy tu primer beso.
Soy cada noche que pasas pensando en el pasado.
Soy cada día que pasaste en sus vidas.
Soy la huella que dejaste en su corazón.
Soy las miles de carcajadas que un día salieron de ti.
Soy el mundo que te creaste y el mundo que acabó destruido.
Soy el amor que un día sentiste.
Soy el miedo que sientes hoy.
Soy esa película que nunca viste.
Soy la foto que siempre tienes en la cabeza.
Soy la canción que sonaba en ese momento tan crucial.
Soy el todo de ayer y la nada de hoy.
Soy el pasado que nunca volverá y la realidad que nunca aceptarás...



Sé que no puedo volar,
pero hay alguien que me
hace sentir que lo puedo
hacer, y esa persona eres tú.
vives
en
mí.
Palabras eléctricas,
oídos desenchufados.

Quien eres tu para no serlo?


Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados. Nuestro miedo más profundo es que somos infinitamente poderosos. Es nuestra luz, no la oscuridad lo que más nos asusta. Nos preguntamos: ¿quién soy yo para ser brillante? En realidad, ¿quién eres tú para no serlo? Eres hijo del universo. El hecho de jugar a ser pequeño no sirve al mundo. No hay nada iluminador en encogerte para que otras personas cerca de ti no se sientan inseguras. Nacemos para hacer manifiesto la gloria del universo que está dentro de nosotros. No solamente algunos de nosotros: Está dentro de todos y cada uno. Y mientras dejamos lucir nuestra propia luz, inconscientemente damos permiso a otras personas para hacer lo mismo. Y al liberarnos de nuestro miedo, nuestra presencia automáticamente libera a los demás.