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jueves, 9 de septiembre de 2010

.El ruido de sus tacones producía un largo y acogedor eco en toda la fría, triste y lluviosa calle del mes de Enero. Caminaba sin prisa, decidida, con la mirada hacia el frente. No miró atrás ni una sola vez, ni tampoco se paró a pensar hacia a dónde iba, qué debía hacer y cómo tendría que actuar. Sonreía. Hacía mucho que no lo hacía de esa forma, esa sonrisa suya tan peculiar pero que estaba llena de sincera felicidad.
Ella lo sabía, había cambiado, ahora era otra persona.
Siguió caminando hacia delante con la idea del cambio de sí misma, y le gustaba. Se dio cuenta de lo fuerte que era ahora, casi indestructible.
Una suave brisa le acarició el rostro, entonces pudo percibir el olor del olvido, el tacto nuevo de la vida y el sabor de la alegría.
Sus mejillas se hincharon de repente, rojas, sonrientes. El corazón no dejaba de latir, fuerte, latente, y así volvió a sentir unas inmensas ganas de vivir..*
No encuentro mi castillo de arena, ese que me regalaste… te lo has debido de llevar tú sin querer, como las canciones que ahora suenan constantemente para recordarme que no estás aquí conmigo, también te has llevado las alas y el cielo, y las figuras de las nubes han desaparecido. Hasta parece que la luz del sol no brilla como antes. Ya no hay olores de ayer ni besos con los que jugar por las tardes. Te has llevado el color de mis mejillas, y el verde de mis pupilas pide a gritos que tú vuelvas a colorearlo, mis labios se han quedado pálidos de tener que besar ausencias, ya no saborean el color rojo que pinto todas las mañanas… ¡porque hasta el maquillaje te has llevado contigo! Me has dejado seca, vacía, con ganas de más y de menos. Con todos los recuerdos atragantados en el alma, con ansias de escuchar tequieros que quizá no quise oír, o sí?... Sí, sí quise oír, (no te engañes.) Te has llevado la caja de los sueños con los que aprendimos a reír, el sabor de las palabras que alimentan corazones. Nuestros corazones (el mío también se ha ido contigo). Te has llevado el deseo de los besos, el fuego de las miradas y el calor de los silencios, te lo has llevado todo, sin excepción alguna. Todo. Hasta el frío de tu rostro cuando despegan mis ganas de gritarte que lo has hecho todo mal, (aunque sea mentira a veces y esté todo bien.) Tú te lo has llevado, para bien o para mal, pero te lo has llevado…Y sé que ha sido sin querer, sé que me lo devolverás todo porque tengo las pestañas enganchadas en tu piel y tú tienes todas las miradas en la palma de la mano… sé que TE quiero y que volveré a encontrarte otra vez, para que así al final la que se encuentre…sea yo.
Y nada, que seguimos dados la vuelta. Se pasan los días, cada cual más negro que el anterior, y sino es negro, es gris, que lo mismo me da que me da lo mismo. Y aquí cada cual en su burbuja, y que no se la rompan eh! porque sino… la has cagao bacalao, pero eso sí, la tuya es vulnerable, rompible, frágil…la tuya sí que se puede romper, o mejor dicho la pueden romper.
Si ya lo dice el refrán, que cuánto más bueno más tonto… y no le falta razón oye. Pero que se le va a hacer, si hoy día las buenas personas son un descuido de la naturaleza, como dice Xhelazz, y como sigue su canción… " cuántas maneras de querer y sólo la que hace sufrir es la verdadera ".
¡Qué lástima! Sí, me da mucha lástima pensar que hasta tu propia piel solo se preocupa por tu ombligo, porque es así, nos gusta recibir y no dar, recibir y no dar, recibir y no dar… y lo verdaderamente importante que puede tener una persona es dar sin recibir nada a cambio… pero yo me pregunto, ¿Quién hace eso? NADIE. En fin, así es la vida, y ya lo dije una vez… que el egoísmo es una realidad y así será siempre. Así que nada, aquí estaré intentando descubrir qué sentido tiene todo lo que rompe amistades, desordena parejas, separa matrimonios y etc etc etc. Intentaré descubrir si en verdad todo aquello que muchas veces nos separa es taaaaaaaaaan importante como para cortar relaciones de esta manera, como para ahogarnos en charcos de agua sin barcos de papel…. y a ver si así entiendo de una vez por todas qué cojones le pasa al mundo, que no es capaz de aprender que la vida no se mide con promesas ni regalos, que la vida vale mucho más que todo eso, porque las cosas importantes no se ven con los ojos ni se cogen con las manos…
Contemplas la luna, la noche, la arena revoloteando bajo tus pies y te sientes libre… notas que cada paso que das es hacia adelante, que todo lo que hagas estará bien porque no hay marcha atrás, porque al fin has encontrado el camino perfecto que guía tu vida. Y caminas, caminas con decisión, no hay nada que pueda frenarte en este mar de aguas azules llenas de esperanza.
Escuchas las olas, te parecen sonidos lejanos que sin embargo viven en ti, puedes sentirlos porque estás nadando dentro de ellos, te complementan, te hacen vivir.
Porque es así, es tu voz, es el mar en el que ahora vivimos el que nos hace ser fuertes. Que ahora decir te quiero se queda corto... comparado con todas las estelas de sueños que has pintado con tu nombre en la arena, en el agua, en el cielo…
¿Puedes sentirlo? Lo de que vivimos en una isla en medio de millones de tiburones que aunque ataquen no hacen daño, porque nuestro velero no es de madera, es de hierro, como tú y yo, como este mundo mágico que nos hemos forjado centímetro a centímetro, piel a piel…
Eres tú y tu sonrisa, o tu sonrisa y tú, me da igual, pues ambas te llevan (a ti). Por eso, créeme si te digo que ya no me importa nada más, que mis días contigo no son estúpidas fotocopias, que el café de por las mañanas me sabe un poquito menos amargo, o que en los días con lluvia siempre sale el arcoiris. Créeme si te digo, que el mundo es más bonito desde que sabe a chocolate, y no a fracaso.
¿Sabes? No vivo en una cárcel (aunque muchos se empeñen en que sí), de hecho, jamás he sido tan libre como ahora.
Yo no digo que conozca a la libertad más que a mí misma, porque mentiría, pero sí sé lo que quiero. Y ésta, es la vida que yo quiero vivir, ésta y no otra, al menos de momento. Porque la libertad no significa ir de un lado para otro, cambiando de sol, de aire y hasta de sueños. La verdadera libertad consiste en tener lo más importante del mundo, sin poseerlo. Yo, estoy convencida de que no soy de nadie, jamás seré de nadie ni nadie me pertenecerá, pero si hay algo de lo que sí estoy segura es de que libertad es sinónimo de volar, y hoy, mi corazón no tiene barreras en el cielo.

Lágrimas sin gotas en vasos de oscuridad transparente.
Así me siento cuando noto los ojos observándome de aquellos que fueron y hoy ya no son, o simplemente no quieren ser. Pero no merece la pena darle más vueltas al papel, ya que un día escribes una cosa y otro día otra. Y así es la vida, y así soy yo, irreversible de ideas. Que no está mal, supongo, es sólo que simplemente no soy muy amiga de la rutina machacadora. Y oigan, digo machacadora, que no es lo mismo que decir común,
porque cuando todo lo que tienes te endulza la sonrisa, entonces no te importa que exista esa rutina corriente, o quizás sí, quién sabe. El caso es que a mí no. Lo que no implica que a los demás sí, que tampoco está mal, supongo. Simplemente son distintos puntos de vista, diferentes aptitudes ante una vida metamorfósica en la que una mísma cuelga sus sentimientos bocabajo o boca arriba, como más le parezca. Por eso hoy, he aprendido y entendido que no todo el mundo es igual, que lo que uno lo ve rosa otro lo ve negro, que hay personas que prefieren volar libres y otras que vuelan en bandadas, de dos, de tres o de veinte, pero a pesar de lo que nadie y todos puedan pensar creo que cada uno aquí elige con quién se queda y con quién se va. Es ley de vida, ráfagas de viento que hoy te peinan de una manera y mañana de otra. Pero ésto es algo que no todo el mundo entiende, quizás porque no han observado que la vida también puede ser gris, o verde, o azul y no solo negro o blanco. Por eso hoy me dí cuenta que hay personas que no van a estar ahí para siempre, que solo aquellos capaces de comprenderte estarán ahí para ti.

de ese que endulza el alma, que te hace girar sobre sí misma, que te despeina y no te importa. Aire tan puro y limpio como el que yo estoy entregándote aquí, ahora. Ése es el tipo de aire que yo necesito respirar, y no aquel que te muestra ilusiones en tan solo una palabra. Las palabras son bonitas, es cierto. Pero yo soy más de silencios… no sé, prefiero que me hablen con las miradas, porque así yo puedo entender las cosas a mí manera, que es la tuya. Y de esta forma no hay dudas de que los sentimientos estén rebuscados en un cajón, que puede ser mentira, o no… eso yo no lo sé. Pero nada es tan sencillo, nada es como te lo pintan. Y quizás es que yo soy así, y no me fío de nadie, pero prefiero ser así que no una tonta alocada que se cree que todos los vientos soplan siempre a su favor, porque eso puede ser una verdad a medias, como casi todo. Por eso yo respiro… respiro e intento leer, descubrirte el corazón, abrírtelo y grabarme en un CD tus latidos, para después escucharlos detenidamente y buscar una respuesta que me ayude a entender que tu aire… es realmente ése que yo necesito...
Ultimamente me duermo con tus palabras en la garganta, las dejo ahí para que inyecten poco a poco el corazón… y al final, funciona. Respiro alocadamente, creo que es porque nunca había guardado tan fuerte un sueño, a veces, incluso me da la sensación de que los aprisiono, pero es que no puedo permitir que se escapen, no ahora…
Lo peor es la manera en la que todo esto pueda acabar un día conmigo, cuánto más nítido es todo, más frágil me vuelvo.
Somos culpables, ambos, porque estamos inundándonos de luz (que dudo que algún día pueda brillar tanto como ahora) y quizás explotemos, y no seamos capaces de seguir cosiendo nuestra piel con agujas llenas de sentimiento, de ése que te endulza el alma, de ése que es real y tiene más fuerza que cualquier huracán que desee despedazarnos en tiras todo el camino conseguido hasta ahora.
Tengo miedo, sí, al tiempo que con las horas se vuelve traicionero, al mal sabor de boca que dejan los recuerdos cuando viajan de aquí para allá sin volver a pasar por la misma parada… Me asusta el temblor de los labios que sólo anuncian despedidas, la cantidad de cerrojos que cierran puertas sin darte oportunidad de volver a abrirlas…
No quiero tener que bajar al suelo una vez que lleguemos a lo más alto. No, no quiero, ni tampoco quiero soportarlo.

Tengo los ojos más brillantes del mundo… será porque tu luz se ha quedado reflejada en mis pupilas, o quizá porque tantas ilusiones juntas al final acaban destellando. No sé, siento la magia rondando a mi lado, persiguiéndome, alcanzándome… hacía mucho tiempo que no me sentía así de bien. Y todo gracias al día en que aprendí a leer los mensajes de tus miradas, esos que van directos al corazón y me recuerdan que los sueños no son una mentira… que muchas veces pensamos que las cosas invisibles no existen, pero no es cierto, porque yo las he visto, de hecho… las veo cada día. Y no me importa cuántos vientos soplen en nuestra contra, ni cuántas botellas de ron podamos acabar en un futuro, así como tampoco me importa si las nubes del fracaso deciden regresar, y empaparnos de lágrimas con las que encharquemos de nuevo nuestro corazón. Y si algún día, las horas nos marcan un compás en el tiempo, espero al menos que sea para recordarnos que fuimos capaces de sellarnos los cuerpos con besos de ayer. Y es que HOY, estás dejando huellas de tus manos en mi piel…

Sensaciones de escalofrío me inundan si me lloro, porque te estoy llorando a ti y no te lo mereces. Error tras error y parece que no lo comprendo, anoche soñé con olvidos, con manos intangibles en el deseo de tocarte una vez más y de repente uf, se esfuma, te-me esfumas. Y sigo llorando… y a la vez que lloro riego mi angustia, ésa que desapareció tras un chillido borroso que nunca tuve, cuando el alma no tenía fuerzas ni para gritar que estaba desangrándose. Esta noche me estranguló tanto las entrañas que acabé ahogada en un vaso de agua, y eso que no paraba de repetirme a mí misma que lo insufrible de la vida jamás puede hacerme daño. Pero nada, tanto tiempo creciendo y al final… sigo siendo una niña, una niña estúpida que no deja de jugar con los recuerdos y con los fracasos, que es peor. Me duele pensar que la vida sigue su curso hasta que yo la estanco con una piedra, y luego con otra, y así hasta que se forma una montaña terrorífica de piedras… que al fin y al cabo, son solo eso, piedras…