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jueves, 9 de septiembre de 2010


Sensaciones de escalofrío me inundan si me lloro, porque te estoy llorando a ti y no te lo mereces. Error tras error y parece que no lo comprendo, anoche soñé con olvidos, con manos intangibles en el deseo de tocarte una vez más y de repente uf, se esfuma, te-me esfumas. Y sigo llorando… y a la vez que lloro riego mi angustia, ésa que desapareció tras un chillido borroso que nunca tuve, cuando el alma no tenía fuerzas ni para gritar que estaba desangrándose. Esta noche me estranguló tanto las entrañas que acabé ahogada en un vaso de agua, y eso que no paraba de repetirme a mí misma que lo insufrible de la vida jamás puede hacerme daño. Pero nada, tanto tiempo creciendo y al final… sigo siendo una niña, una niña estúpida que no deja de jugar con los recuerdos y con los fracasos, que es peor. Me duele pensar que la vida sigue su curso hasta que yo la estanco con una piedra, y luego con otra, y así hasta que se forma una montaña terrorífica de piedras… que al fin y al cabo, son solo eso, piedras…