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lunes, 26 de julio de 2010


Desde que siento lo que siento, algo ha cambiado, ya no soy la misma de antes. De pronto, vuelvo a ser yo, o la mejor versión de mi misma. Porque gracias a él estoy tratando de sacar lo mejor de mi misma, gracias a él, trato de mejorar día a día. Vuelvo a ser la persona que un día fui y pensé que jamás iba a volver a ser. Pero lo que siento por él, puede con todo, estoy empezando a dejar atrás todo lo que me hacía daño, y al mismo tiempo podía hacer daño a los demás. Él me hace querer ser mejor persona. Pero al mismo tiempo tengo miedo. Miedo de no llegar a estar con él, miedo de que él nunca me vaya a querer y de que él nunca logre olvidarse de ella. Un sentimiento así es difícil de comprender y aún más difícil de ignorar. Pero sé que por mínima que sea la posibilidad de estar con él, no perderé la esperanza, no dejaré de luchar. Algunos me preguntan por qué le estoy agradecida, si él no ha hecho nada, ni siquiera estamos juntos. ¿Que qué ha hecho él? Existir y ser tal cómo es.

Cada vez que lo pienso me doy cuenta de que lo tengo todo, menos lo que realmente quiero. No sé exactamente cuanto tiempo llevo escondiendo este sentimiento. Un sentimiento muy distinto a todos los demás. Un sentimiento que llevaba mucho tiempo sin aparecer. Algo auténtico, no algo pasajero. Tengo miedo de que termines siendo un capricho, otro más. Un intento más, de encontrar a esa persona. Me he encontrado con personas muy distintas, pero ninguna parecida a ti. Nadie imagina lo que siento, y yo no sé si podré seguir callada tanto tiempo. Pero debo hacerlo, no quiero precipitarme una vez más, no quiero que esto sea otro amor invisible, sin sentido. Si tiene que ser algo, quiero que sea algo sincero y real. Tan real que lo pueda palpar con mis propias manos, que se respire en el aire. No otra historia llena de engaños, de conformación. No quiero repetir esa búsqueda desesperada del amor, porque donde no hay nada, no puede haber amor. Quisiera poder conocerte mejor, pero se me hace imposible acercarme a ti. No puedo definir lo que siento por ti, tal vez es demasiado pronto para saberlo, o tal vez, demasiado fuerte lo que siento. Lo único que sé, es que hasta ahora, me hice invisible para ti. Porque no quería reconocerlo, no me daba cuenta, de lo que sentía por ti. Quizás no quería admitirlo, porque la verdad es que tengo miedo. Miedo de afrontar la realidad, de admitir lo que siento y de salir herida una vez más.

Una sola persona no es capaz de cambiar el mundo, no si sueña sola, si no hay nadie más que la comprenda y la acompañe en la difícil tarea de cambiar el mundo. Un mundo tan complejo, tan incomprensible e injusto. Un mundo lleno de almas perdidas, sin rumbo, de tantas veces que han luchado para únicamente, lograr hundirse cada vez más. Ojos que ahora tan solo pueden ver en blanco y negro, porque su vida ha perdido toda nota de color. Ya no hay luz, no hay estrellas, ya no hay luna ni tampoco sol. Tan sólo esta nube negra, que entristece mi corazón.

Cada mañana al despertarme, lo único que me consuela es la idea de volver a verte. Pero cuando me vaya, ya no tendré una excusa para verte todos los días. Ya no tendré nada que me consuele a la hora de despertarme, porque ya no tendré que volver a verte. Porque allá donde vaya, tú ya no estarás. Cada vez que quiera volver a verte, ¿Cómo lo voy a hacer? Porque una vez decidas alejarte de mi definitivamente, y sepa por tí mismo que jamás vas a quererme, me va a ser imposible volver a mirarte a los ojos. No seré capaz de volver a dirigirte la palabra, y cada instante que te eche de menos, lo sufriré en silencio. Cada vez que necesite ver tus ojos y escuchar tu voz, no podré hacer nada para evitar las distancias que nos separarán. Tú serás feliz, lejos de mi, pero de todos modos, cerca de ella. Y yo seré infeliz, alejada de ti y de todo el mundo que te rodea y un día que también me rodeó a mi. Lo peor de todo será no poder estar allí, no tener excusa alguna para estar presente cuando trates de pasar el mayor tiempo posible con ella, sin siquiera acordarte de mi. Lo peor de todo será tener que imaginarme todo lo que podría estar pasando entre tú y ella, y esta vez, no poder comprobar la realidad con mis propios ojos.

Y de repente el gozo fue gemido.
Se convirtió la vida en tiempo herido
Y la pena fue huésped exigente.
Derramó la crueldad su voz hirviente.
Se borró la ternura y lo vivido,
Y se inclinó el recuerdo malherido
Para buscar su dulce voz ausente.
Y sin embargo, tengo la esperanza
De recobrar tus cármenes ilesos,
Cantando su dulzura y su alabanza.
Y en la luz incendiada de los besos,
Superada ya toda desconfianza,
Voy a decirte amor hasta los huesos.
Cuando supere esta distancia ardida,
Esta larga y doliente quemadura,
Este golpe de hiel, esta tortura
De tu rosa en espina convertida;
Cuando logre vencer la acometida
De la distancia que el dolor procura;
Cuando imponga la luz a la locura
Y logre revivir mi fe perdida;
Entonces volveré a habitar el cielo
De tu abrazo deseado y presentido
En las espinas crueles del anhelo.
Volveré a la tibieza de ese nido
Y en mi canto de renovado vuelo,
Voy a gritarte amor hasta el olvido.

Es esa absurda agresión
acción desequilibrada
no puede ser refrenada
es enfado con pasión.
Es extrema irritación
extravío de sentidos
el juicio que se ha perdido
desatinada emoción.