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viernes, 7 de enero de 2011

foto de learntobreath en 7/01/11

Había una vez un hombre que calumnió grandemente a un amigo suyo, todo por la envidia que le tuvo al ver el éxito que este había alcanzado.
Tiempo después se arrepintió de la ruina que trajo con sus calumnias a ese amigo, y visitó a un hombre muy sabio a quien le dijo:
Quiero arreglar todo el mal que hice a mi amigo. ¿Cómo puedo hacerlo? Q lo que el hombre respondió: Toma un saco lleno de plumas ligeras y pequeñas y suelta una donde vayas.
El hombre muy contento por aquello tan fácil tomó el saco lleno de plumas y al cabo de un día las había soltado todas.
Volvió donde el sabio y le dijo: Ya he terminado,
a lo que el sabio contestó: Esa es la parte más fácil.
Ahora debes volver a llenar el saco con las mismas plumas que soltaste, sal a la calle y búscalas.
El hombre se sintió muy triste, pues sabía lo que eso significaba y no pudo juntar casi ninguna.
Al volver, el hombre sabio le dijo:
Así como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, así mismo el mal que hiciste voló de boca en boca y el daño ya está hecho. Lo único que puedes hacer es pedirle perdón a tu amigo, pues no hay forma de revertir lo que hiciste.

"Cometer errores es de humanos y de sabios pedir perdón".
foto de learntobreath en 6/01/11

Ya viví lo suficiente para presenciar tres períodos distintos en el comportamiento de las personas.
El primero lo viví en la infancia, cuando aprendí de mis padres que era preciso ser; ser honesto, ser educado, ser digno, ser respetuoso, ser amigo, ser leal.
Algunas décadas más tarde, fui testigo de la fase del tener, era preciso tener; tener buena apariencia, tener dinero, tener status, tener cosas, tener y tener...
En la actualidad, estoy presenciando la fase del 'haz-de-cuenta'.
Analizando este punto de vista, llegaremos a la conclusión de que hoy, muchas personas hacen de cuenta que todo está bien.
Padres hacen de cuenta que educan, profesores hacen de cuenta que enseñan, alumnos hacen de cuenta que aprenden, profesionales hacen de cuenta que son competentes, gobernantes hacen de cuenta que se preocupan con el pueblo y hay pueblos que hacen de cuenta que lo creen.

Personas hacen de cuenta que son honestas, líderes religiosos que se hacen pasar por representantes de Dios y fieles que hacen de cuenta que tienen fe. Enfermos hacen de cuenta que tienen salud, maleantes hacen de cuenta que son dignos y la justicia hace de cuenta que es imparcial. Traficantes se hacen pasar por ciudadanos de bien y consumidores de drogas hacen de cuenta que no contribuyen con ese mercado del crimen. Padres que hacen de cuenta que no saben que sus hijos usan drogas, que se prostituyen, que se están matando poco a poco e hijos que hacen de cuenta que no saben que sus padres saben. Corruptos se hacen pasar por idealistas y terroristas hacen de cuenta que son justicieros. Y la mayoría de la población hace de cuenta que todo está bien
Haz como los pájaros: comienza el día cantando.
La música es alimento para el espíritu.
Canta cualquier cosa, canta desafinando, pero canta.
Cantar dilata los pulmones y abre el alma para todo lo bueno que la vida le ofrece.
Si insistes en no cantar, por lo menos escucha mucha música y déjate llevar por ella.

La historia dice que hace algún tiempo un hombre castigó a su hija de 5 años de edad por desperdiciar un rollo de papel dorado para envolver que era muy caro. El dinero estaba escaso y él se enojó aun más cuando la niña pegó el papel dorado para decorar un caja y ponerla debajo del árbol de Navidad. Sin embargo, la niñita le trajo la caja de regalo a su padre la mañana siguiente y le dijo: Esto es para ti, papito.
El padre estaba avergonzado por su anterior reacción exagerada, pero su enojo apareció de nuevo cuando encontró que la caja estaba vacía.
Le habló a su hija de una manera recia: ¿No sabes, jovencita, que cuando das un regalo a alguien, se supone que debe haber algo dentro del paquete?
La niñita lo miró con lágrimas en sus ojos y le dijo: Oh, papito, no está vacía. Le puse besitos hasta que se llenó...
El padre estaba deshecho. Cayó de rodillas y abrazó a su pequeña hija, y le rogó que lo perdonara por su enojo innecesario.
Un accidente le quitó la vida a la niña solo un poco tiempo después, y se dice que el papá conservó la caja dorada junto a su cama por todos los años que le quedaron de vida. Y cuando él estaba desanimado o enfrentaba problemas difíciles, abría la caja y tomaba un beso imaginario y recordaba el amor que la niña había puesto ahí.