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martes, 1 de febrero de 2011

bon voyage


Abrázame y llévame a ninguna parte. Fumémonos las horas. Seis o siete acordes y cuando nos entre el hambre, comámonos el mundo. Déjame tus mimos, déjame tus ganas y en tan solo un segundo, pongámonos en marcha. Agárrate fuerte, que empezamos el viaje, nunca fui tan lejos con tan poco equipaje. Ven aquí y sujétame con fuerza, que si es contigo ya no me da pereza. Ven aquí que vamos a hacer un pacto, yo, tú y tu sonrisa. Ven aquí que mi sentido del tacto, sin ti, se muere de risa. Ven y bésame despacio, que total, tampoco tengo prisa. Y que la vida se nos vaya entre caricia y caricia.



¡Que siempre se llega a alguna parte si se camina lo suficiente!

al besarme haces literatura..


Si quieres damos una vuelta, salvamos el mundo y nos decimos lo importante sin hablar. Si quieres subimos a casa y en tan solo un segundo le arrancamos el pasado al sofá.


La vida no se mide por las veces en las que respiras sino por los momentos que te dejan sin respiración. A este paso, contigo, me ahogo.

Hace un viento de locos. Se cierran puertas provocando golpes que consiguen sobresaltar a cualquiera, hay una corriente que hace que te cueste avanzar por las calles. Bailan los árboles y los pájaros deciden no dejarse ver. Da igual que te peines o no antes de salir, no se notará la diferencia. Y yo lo único que espero de todo esto, es que si el viento tienen tanta fuerza que es capaz de arrancarles a los pájaros las ganas de cantar… Que tenga fuerza suficiente para arrancarme a mí estas ganas excesivas que tengo de volver a verte.

No quiero que la soledad me domine, pero me dejo atrapar por ella día a día. Ya las palabras no surjen, las risas no funcionan, nada es igual. El pasado no vuelve, el futuro es incierto y el presente es caos. Ya no se que hacer, no se como reaccionar, todo está mal. Yo estoy mal, lo sé; es lo único de lo que soy verdaderamente conciente. El resto es la cruda realidad, me consume. Me consumo.
cable de la expresion: desconectado, no mas risas ni llantos!

ni quiero escribir pero empezare por contarles todo desde el comienzo.. o creo que eso es. mama acaba de darme una de esas charlas en las que pinta el mundo color de rosa & dice que todo lo conseguire estudiando & blablabla. luego llega el, el rey de la casa a quien yo suelo contarles que amo & que siempre me ha tratado como su pequeña papa.. aaay no el si que me agobia.. solo reglas & mas blablabla.. de que puta madre dependo, hasta la puta con las charlas emocionales me marcho y acctualizare apenas pueda. (:

si las cosas no funcinaron estres ustedes, si talvez no se entendian mutuamente, no se davan ese cariño necesario en una relacion, esa confianza.. ese buenas noches antes de dormir.. esa seguridad de que no se perderian nunca.. que mas les digo.. no es mi culpa.

somos dos extraños que nos decimos te amo.

Levanta la cabeza del escritorio y se da cuenta de que se ha quedado dormida. Suspira y coge el teléfono a su lado, habrá como millones de llamadas perdidas que si no se da prisa en respondar acabar por sacarla a patadas de allí.
Mira la pantalla del ordenador y ve varios post-it con notas. Se levanta coge el móvil y sale corriendo por la puerta, tropezándose con con varias perchas repletas de vestidos.
Sale afuera y el frío la golpea en la cara duramente. Entra en la tienda de cafés más próxima y pide dos frapuccinos, un capuccino doble y un café solo para ella, mejor así si no quiere quedarse dormida de nuevo.
Sube de nuevo al ascensor, sujetando en una mano los cafés y en la otra varias cajas de zapatos Marc Jacobs, desde mostazas hasta una nueva gama de azules.
Arriba la esperan. Le quitan las bolsas de las manos, y deja el café encima de la mesa de su jefa. Se deja caer de nuevo en su comoda silla y comienza con el papeleo, mientras se repite por décima vez en su cabeza lo fácil que sería quitrase esas enormes plataformas que lleva por zapatos e ir en deportes a trabjar.
Contesta al teléfono automáticamente, coge el mensaje, lo apunta, y se lo manda asu jefa.
Cuando el café se acaba vuelve a levantarse corriendo, atraviesa las puertas y la ciudad de nuevo le da la bienvenida. El móvil vuelve a sonar de nuevo en su bolsillo, ella sonríe, se lo lleva junto a la oreja y escucha como su jefa le da instrucciones sobre unos cinturones Calvin Klein que tiene que ir a recoger antes de las cuatro. Se para un momento frente al escaparate de la cafetería, se mira y sonríe.
Al menos se dedica a lo que más le gusta.