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domingo, 7 de noviembre de 2010



Me acosté pensando cómo habíamos llegado hasta aquí, entonces recordé las vueltas que da la vida.
Suelo acostumbrarme a estar sola, sí, es más, a veces creo que no está tan mal… No esta tan mal hasta que recuerdo el dolor de las astillitas que se clavan de vez en cuando en la piel, doliéndome hasta los sueños. Y no está bien, no esta bien ser una crítica de tu propia vida, sobre todo cuando le lloras al otoño deseando que sus hojas no se las lleve el viento, y sin embargo, deseas con todas tus fuerzas que llegue la primavera. Lo pienso y me río, no de felicidad, sino de lo absurdo que me parece llevar una vida contradictoria con alegrías que van y vienen al ritmo que les da la gana. Ya no sé ni siquiera si escribo para sentirme bien, o para tratar de reconocerme a mí misma.

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