Seguidores

lunes, 6 de diciembre de 2010



Cuando intento hacer las cosas bien, todo sale mal. Es una constante regla conmigo. Si quiero a alguien, doy mi mejor parte para que todo vaya dentro de lo posible bien o que simplemente, las cosas funcionen pero esas personas se alejan como si mis acciones tuviesen un efecto contra producente que hace que todo lo que hago salga completamente al revez. Cuando quiero decir ciertas cosas y me agarran desprevenida termino diciendo cosas que no quiero decir, cosas incoherentes, delirios de mi cabeza, cosas que ni yo escuchandome podría comprender. Podría llegar a dar miedo. Cuando me acerco a las personas y pretendo ser normal y caerles bien, hecho todo a perder. Porque cuando yo digo que no, ellos me piden, y si yo pido, ellos me dicen que no. Puedo entender que de vez en cuando caigamos, pero no me permito observar de brazos cruzados como mis intentos de buena voluntad terminan enterrados junto con la lluvia de verano. Quiero más que esto, que lo que soy. Ya no se como forzarme más, para dar más. Puede que en vez de todo esto, necesite lo mejor de alguien que me haga sentir la mejor, que me deje subir a su caravana para recorrer los recovecos de mi alma, huecos que nunca me permitía conocer. Hay sótanos que uno crea, a los que le teme. En verdad, tarde, solemos comprender, que nosotros tenemos la tendencia de otorgar poder a aquellas cosas con las que uno no puede vivir día a día, o con las que cree que no puede.Ese sótano simula succionar tu vida porque en verdad uno le da la capacidad de ser de una forma u otra. De torturarnos o hacernos bien. Quiero que alguien, quien esté dispuesto, tome mi mano y me acompañe a descubrir que hay más allá de mi. Y encontrarme con que si todo esto está en lo cierto, no hayan límites que valgan para detener a quien quiere seguir. Ahora, la pregunta esencial es: ¿quiero seguir?.

No hay comentarios:

Publicar un comentario