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lunes, 18 de enero de 2010

espera..

Y así nos quedamos mirandonos, mientras nos acariciabamos en silencio. Él no lo dijo, ni yo tampoco, pero ambos sabíamos que no queríamos que el otro partiera; pero así tenía que ser.Entonces dicimulando un abrazo sin importancia, el cuál sí lo tenía, nos abrazamos y nuestros ojos se iluminaron como queriendo llorar pero aguantamos ese sentimiento y nos pusimos a bromear para no llorar.Nos dirigimos hacia la parada, donde tenía que tomar mi colectivo. Le dí un beso, sin pasión; tal vez poque no era una despedida sino un hasta luego demaciado largo.

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