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viernes, 3 de septiembre de 2010


Siento como una gran nube negra que me cubre. Siento que no siento nada. Veo la vida que se mueve frente a mis ojos.

Oigo ruidos, voces, siento olores. Pero es como si hubiera un muro entre el mundo y yo. Sentirte vacío no es no sentir nada.

Es sentir eso, sentir el vacío. Sentir ese agujero en el pecho que te absorbe, como una aspiradora, es como una profunda tristeza en un mundo feliz, es frio en un verano ardiente. El vacío es llorar mientras todos ríen. Es llorar pero sin saber por qué. Es no esperar nada, es saber que no podes buscar, es estar solo en compañía, es peor que no tener respuestas, es no tener preguntas.

No hay sentido, no hay nada, solo hay todo lo que falta. Sentirte vacío es tener la certeza de que no habrá nada que lo llene.

Mi mente se va vaciando, llenando de nada. El vacío es oscuro y frio. El vacío está hecho de todo eso que no sos vos. Es dormir sin soñar. Es vivir sin soñar. Es amar sin sentir. Es soñar sin sentir. ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Por qué siento este frio, mas frio del que nunca sentí en toda la vida?

Y desde ahí, desde el vacío más profundo, mi alma se empieza a llenar.