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viernes, 3 de septiembre de 2010


Tenía tanto para darte. O al menos, estaba la intención de hacerlo más allá de que estuviera entre mis posibilidades o no. Estaba dispuesta a todo y un poco más. No se como sucedió, después de varios días de tu partida, no se que se supone que tengo que hacer, decir o cómo debería de sentirme. El miedo te llevó lejos de mí. A un lugar donde mis gritos no llegan, donde mis abrazos no se sienten, donde mis palabras son vanas y estúpidas, donde las expectativas de un mundo mejor mueren. Si no te tengo, si me obligas a quedarme sola en este maldito mundo, ya no tendré ganas ni de contarle a mi diario sobre mí, me perderé en el olvido al que me siento condenada cuando el silencio me lleva lejos de la realidad en que los demás viven. ¿Seguir? Dudo que se pueda seguir en un mundo donde no estés. Donde no estoy ni yo. Dudo que alguien más sienta lo que yo siento ahora. Dudo que alguien, nisiquiera vos, lo entienda.