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miércoles, 29 de septiembre de 2010


Clava sus ojos en mis ojos y se abandona en mi mirada sin ni siquiera preguntar. Yo mantengo fija la pupila por un rato, pero él no se retira. Tiene los ojos de color, y no hay más que color en sus ojos. No me gusta y me disgusta su forma tan amarga de mirar sin ver. Y no puedo verme en él. No es alguien que diga nada con su mirada porque el marrón no es más que un color. No hay densidad, ni frialdad, ni vacío. Sólo un color inexpresivo que no expresa más de lo que por sí expresa un color. Me mira, le veo mirarme y no me ve. No sonrie. Al menos no delante de mí. Aunque se lo pida. No sabe hablar sin palabras, no usa su cuerpo para decirme absolutamente nada. No brilla él, no cambia el tono (de su voz).

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