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miércoles, 15 de septiembre de 2010


A veces necesito música para escribir, si no la tengo no logro escribir absolutamente nada, solo tonterías sin sentido, incoherencias. A veces y solo en esas veces que quiero desahogarme, escucho música, dulce melodia que llena mis oidos y alivia mi dolor, tanto como si fuera una aspirina que calma un resfriado. Tomo cada una de las letras y me identifico con cada una de ellas, tomo el ritmo... si es triste, me dan ganas de gritar, encerrarme en mi cuarto y ponerme a llorar. Si es alegre, me dan ganas de bailar y cantar. Si es una tonada lenta, solo me quedo allí... Pensando en lo que será nuestro próximo encuentro.

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